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JOAQUÍN Y SU FAMILIA HISTORIA DE MIGRANTES ARGENTINOS

Joaquín tiene 44 años. Nació en Mendoza. Ahora vive con su esposa y sus cinco hijos en la gran Buenos Aires. El bajo precio de los productos prove-nientes del campo ha afectado las vidas de todas las personas que trabajan la tierra. Muchas de ellas, como Joaquín, se mudaron a Buenos Aires con sus familias, en busca de lo que no pueden conseguir ya en sus tierras de origen

Cuando Joaquín llegó a Buenos Aires, un primo suyo, que había venido a vivir a la ciudad antes que él, le habló a cerca de un magnífico terreno colindante con el suyo. Pertenecía al Estado. Pero se podía ocupar con facilidad. Joaquín se mudó con su familia a aquel espacio urbano. De repente se encontró con todas su familia viviendo en una choza dentro de la ciudad que siempre había admirado y temido en las pantallas de la televisión. Cuando vivía en Mendoza soño muchas veces con tener una casa como las que veía en la televisión. Casas que había en Buenos Aires. Sin embargo, siempre se decía a sí mismo que jamás sería capaz de vivir en una ciudad tan revoltosa como la capital.

Los inicios

Construyó su primera casa con la madera de los desperdicios de los guacales en los que se envían los coches desde Europa hasta Buenos Aires. Poco tiempo después Joaquín logró mejorar su casa con el dine-ro que ganaba vendiendo artesanías de palma a los turistas en la ciudad.
Al principio de su estadía en la ciudad, él y su esposa extrañaban el pueblo. Se sentían completamente perdidos en Buenos Aires, la gran ciudad, sin sus raíces familiares que estaban en Mendoza. En aquellas calles se sabían extraños. No pocas veces fueron engañados por vendedores, vecinos e, incluso, miem-bros de su propia familia. No les quedó más remedio que aprender de aquellas pérdidas, pero también aprendieron a desconfiar de todo el mundo y a vivir en constante miedo.
Con el paso del tiempo fueron tomando conciencia de problemas como la drogadicción y la violencia urbana. Todas aquellas cosas afectaron primero a sus hijos directamente. A pesar de todo, no decidieron regresar a Mendoza. Joaquín ganaba suficiente dinero para alimentar y educar a sus hijos; eso era lo que contaba.

El libre comercio

Cuando se estableció el libre comercio con Argentina, se permitió la importación casi gratuita de mu-chos productos extranjeros. Antes de esta novedad, Joaquín llegaba a ganar casi seiscientos mil dólares al mes. Uno de los productos que venían del mundo a Buenos Aires era la artesanía de palma hecha en Chi-na. Joaquín ni sabía que estos productos existían. El bajo precio de estas nuevas artesanías chinas así como los nuevos aparatos electrodomésticos impresionaron a Joaquín y su familia. De hecho, al principio de este periodo, Joaquín tuvo capacidad para comprar una nueva televisión, su primer horno microondas y un nuevo refrigerador para su esposa. Su entusiasmo hacia el libre comercio terminó cuando empezó a notar una baja en las ventas de sus propias artesanías. Pronto descubrió que no vendía ni el 40% de lo que solía vender.

La nueva situación económica

Ahora Joaquín compra en grandes cantidades las canastas chinas para revenderlas. Con esto gana al-rededor de doscientos dólares al mes. Considera que su trabajo nuevo es muy aburrido y que le apachurra la autoestima, pero no puede encontrar otras formas de ganar dinero. Está deprimido y enojado. Ahora Joaquín pelea mucho con su esposa y también, especialmente, con su hijo mayor.
Ha pensado en la posibilidad de irse de regreso a Mendoza. El caso es que sus hijos no quieren regre-sar con él. Ellos han crecido en Buenos Aires y consideran que Mendoza no deja de ser un lugar aburrido y falto de verdaderas oportunidades. Además, independientemente de lo que sus hijos manifiestan, Joa-quín no está muy convencido de que ahora pudieran estar mejor en Mendoza.
"Nunca hubiéramos podido comprar esta podadora eléctrica", se dice a sí mismo en una reflexión que le consuela.
Joaquín compró su nueva podadora eléctrica con un préstamo que recibió de un Programa Social de Microcrédito: "Protagonizando", iniciativa de los jesuitas de Argentina. Está planeando tener su propio negocio de jardinería. Cuando pidió el préstamo, Joaquín le explicó a la trabajadora social que quería comprar muchas máquinas para lograr tener un servicio de jardinería más eficiente y así tener la habilidad de competir con otros.
"Es un mundo donde los perros comen a los perros", dijo.



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