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IDENTIDAD, CULTURA y LENGUA
La idea de globalización ha puesto de relieve, por contraste, la existencia de culturas y lenguas locales y particulares. La globalización puede ser entendida como homogeneización y pérdida de identidad, pero también la integración de de iguales, aunque diferentes.


Xavier Albó, SJ
Bolivia

Las nuevas Constituciones políticas de los países de América Latina van apuntando a un reconocimiento -e ideal- "multiétnico" y "pluricultural". Es mucho más que un simple acomodo didáctico a los que no saben [aún] castellano: es una nueva propuesta política de país y de sociedad. Lo [pluri-, inter-] cultural incluye lo lingüístico pero es más amplio y, a la vez, es hasta ahora lo más descuidado. Cultura y política de las identidades Una cultura es el conjunto de rasgos compartidos y transmitidos por un determinado grupo humano, que sirve para: organizar su forma y estilo de vida, darle identidad, y diferenciarlo de otros. El grupo humano que comparte una misma cultura y que de ella toma su identidad, puede recibir distintos nombres, según el contexto cultural, social o político: etnia, pueblo, nación, país... GRANDES ÁMBITOS CULTURALES Los ámbitos culturales más significativos son sin duda: La economía y la tecnología: territorio, relación con el medio ambiente, producción, vivienda, alimentación, medicina... Las relaciones sociales: familia, organización del trabajo, comunidad, organizaciones intercomunales, política... El mundo imaginario y simbólico: lengua, arte, religión, valores, cosmovisión... Algunas precisiones: Los elementos culturales compartidos por muchos grupos son menos significativos para la identificación de un grupo, como distinto de otros. No es predecible cuáles son los elementos que juegan un rol más definitivo para marcar la identidad de un determinado grupo: ¿territorio? ¿lengua? ¿historia? ¿religión? ¿tradiciones? En realidad, la identidad grupal y sus razones están sujetas a permanentes adaptaciones en el tiempo, como lo muestra el mismo significado que tuvieron y tienen, por ejemplo, la etnia, el derecho consuetudinario y la cuestión de género. Pero, por lo general, lo que más pesa son algunos de los componentes simbólicos. Aquí habría que distinguir los componentes simbólicos, los que trasmiten algún mensaje, más allá de lo inmediatamente tangible; y los componentes pragmáticos, como son los instrumentos, destrezas y conocimientos que reflejan una forma práctica de resolver un problema técnico. Si coexisten muchas perspectivas, el sentido de identidad es mayor. Pero cada vez es más común pertenecer simultáneamente a más de un contexto cultural. Algunos criterios Hay que respetar las identidades asumidas por los diversos individuos y grupos. Pero no hay ninguna razón de peso para que quien se siente con varias identidades (culturales u otras) deba dar prioridad a una de ellas en menoscabo de otra(s). Exigirlo en nombre de algún pretendido principio supremo, es el comienzo de la intolerancia, que ha llevado a tantos conflictos interétnicos e internacionales. Los cotos cerrados, con muchos círculos concéntricos dentro de una única identidad, la fortalecen, pero a la vez aumentan el riesgo de caer en fundamentalismos intransigentes. La existencia de varios círculos entrelazados facilita encontrar rasgos comunes y la relación intercultural entre grupos. (Ver gráfico). INTERCULTURALIDAD La interculturalidad se refiere ante todo a las actitudes y relaciones de las personas o grupos humanos de una cultura con referencia a otro grupo cultural, a sus miembros o a sus rasgos y productos culturales. Es un caso específico de alteridad, en cuanto supone actitudes y relaciones con los "otros" distintos. Supone cierto multiculturalismo -coexistencia de varias culturas-, pero va más allá. Ser bicultural o pluricultural -como se es, por ejemplo, bi- o plurilingüe-, todavía no implica ser intercultural. Pero ayuda a ello y suele ser una consecuencia de una relación intercultural positiva. Está en la base de toda a[d]culturación, entendida como adopción de rasgos de otra cultura. No siempre es su resultado pero suele incluirla. Llamaríamos interculturalidad negativa aquella en que se reconoce al "otro" como distinto pero no se le acepta. Presenta grados decrecientes: Actitudes y relaciones que llevan a la destrucción de una de las partes. Actitudes y relaciones que llevan a la disminución de una de las partes, por subyugarla o por crear dependencias que impiden su crecimiento. Actitudes que llevan a limitar las relaciones, por prescindencia y distanciamiento. En la interculturalidad positiva se acepta al otro como distinto. Pera hay también grados crecientes: Actitudes y relaciones de simple tolerancia. Ambas partes se aguantan sin perjudicarse, pero sin que haya todavía un intercambio mutuo. "Respetar y reconocer los logros de otras culturas sin conocerlas, priva al encuentro de su más elemental sentido; es negarle sentido al otro" (Ton Salman). Actitudes y relaciones de mutuo entendimiento e intercambio, hacia el enriquecimiento de ambas partes. Los "distintos" que se relacionan positivamente irán construyendo un espacio común que les permita complementarse y unirse pero sin "uniformarse". Niveles de complejidad Los sujetos primarios de la interculturalidad no son las culturas o ni siquiera el conocimiento que sobre ellas tengan diversas personas (bi- o pluriculturales), sino las personas con sus actitudes y relaciones. Pero éstas cristalizan en instituciones o estructuras que, a su vez, inciden en las relaciones y actitudes de las personas insertas en ellas. De ahí que podamos hablar de micro-interculturalidad, en las relaciones interpersonales entre individuos o grupos chicos. Por ejemplo, la señora y su empleada doméstica; los vecinos del pueblo y sus comunidades; también en instituciones interfamiliares, comunales o locales, como se da en la feria, en el compadrazgo, en las fiestas de pueblo. También se puede pensar en términos de macro-interculturalidad -más estructural-. Esta se percibe entre grupos de alcance nacional o internacional. De ello tenemos ejemplos en las relaciones globales entre campo y ciudad; y entre países; también en instituciones y estructuras globales, como son el sistema educativo; los Medios de Comunicación Social; las leyes. El ideal intercultural es desarrollar al máximo la capacidad de la gente y sus instituciones para que las personas y grupos se relacionen entre sí de manera positiva y creativa; y para que la sociedad se estructure de manera plural, valorando y articulando las diversas perspectivas. Es un proceso necesariamente largo, lleno de altibajos, y complejo ya que debe involucrar a las personas, a toda la sociedad y al estado, con sus diversas instituciones y estructuras. No se trata ni de cambiar primero las estructuras y después las actitudes personales ni viceversa. Son dos perspectivas simultáneas y complementarias. Todo esto genera un enriquecimiento mutuo entre todos, sin perderse por ello las identidades de los interlocutores. No lleva necesariamente a un mestizaje con pérdida de identidades culturales, ni al partido único, unisex, etc. Interculturalidad y clase socioeconómica Derivada en gran parte de las clases socioeconómicas, y su desnivel, aparece la "diglosia cultural": cultura dominante y dominada. La cultura -criolla, gringa, global- asociada a la minoría que ejerce el poder y formada por quienes se sienten "los de arriba" se hace dominante y opresora. Las demás culturas -indígenas, populares-, asociadas en mayor o menor grado, a la mayoría que no ejerce el poder y que son tratados como "los de abajo", van quedando subordinadas y oprimidas. Desde "abajo" hacia "arriba" los miembros de los grupos y culturas subordinadas tienen dificultad en aceptar su propia identidad cultural. La alteridad positiva falla por el polo del "yo, nosotros". "Los de abajo" aspiran a adquirir cada vez más rasgos de la cultura dominante e incluso pretenden identificarse (o camuflarse) como miembros de ella. Algunos se encapsulan y aíslan. Algunos se rebelan y pueden generar suficiente presión social para obligar a un cambio estructural hacia un mayor respeto -como ha ocurrido, por ejemplo, en Sudáfrica-. Desde "arriba" hacia "abajo" los miembros del grupo y cultura dominante se sienten autosuficientes; ignoran y desprecian a los grupos y culturas subordinadas. Aquí la alteridad positiva falla por el polo del "otro". Algunos los quieren mantener distintos, para facilitar su condición subordinada. En el mejor de los casos, se sienten salvadores de los "otros de abajo". Pero, al sentirse poseedores de la verdad y los medios que los harán progresar, proponen la liberación de los otros mediante su asimilación a la cultura dominante. Son pocos los que plantean un acercamiento de igual a igual a los "otros de abajo" para comprender su cultura, compartir y aprender. Se constituyen así cuatro polos y cuatro actitudes. Al combinar los dos polos de la alteridad (nosotros y los otros) con los dos polos de la estructura socio-económica (dominantes arriba y subordinados abajo), surge la necesidad de cuatro actitudes diferenciadas: Hacia adentro de la propia identidad. Hacia arriba, con apropiación selectiva -primera situación hacia el "otro"-. Hacia abajo, con aceptación -segunda situación hacia el "otro"-. Hacia el centro, todos juntos y cada uno desde su propia identidad. Es el brindis de la interculturalidad positiva. PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE ACCIÓN 1. Todo ciudadano tiene el derecho a utilizar su propia cultura [lengua...] y a identificarse de acuerdo a ella en los diversos ámbitos tanto privados como públicos, sin que ello sea motivo de ninguna forma de discriminación social. 2. Las diversas instancias públicas deben promover los mecanismos adecuados para que todos los ciudadanos puedan expresarse y comunicarse entre sí, cada uno desde su propia práctica e identidad cultural -y a través de la lengua o lenguas vigentes en la región-, enriqueciéndose mutuamente con las experiencias de unos y otros. 3. Los programas, actividades, instituciones y normas públicas deben tener un enfoque intercultural y un contenido pluricultural -y plurilingüe-, de acuerdo a las características de cada región y de sus potenciales usuarios. OBJETIVOS CUANTIFICABLES Para las estructuras institucionales 1. Que toda institución, tanto estatal como privada, reconozca y exprese en su misma estructura la diversidad cultural de su entorno y tenga la capacidad de relacionarse satisfactoriamente con sus usuarios regulares de acuerdo a sus variadas características e identidades culturales. 2. Que toda institución, tanto estatal como privada, tenga la capacidad de comunicarse satisfactoriamente con sus usuarios regulares en sus diversas lenguas, de acuerdo a las características lingüísticas de cada región. Algunos ámbitos de aplicación Sistema educativo Medios de comunicación social y paisaje lingüístico... Administración pública, sistema legal y jurídico... Salud, desarrollo, comercio, transporte... Religión... Para los ciudadanos 3. Que de manera creciente todos los ciudadanos desarrollen la capacidad de relacionarse y comunicarse entre sí de manera positiva y creativa, tomando en cuenta su propia tradición cultural y las culturas de su contorno, respetando sus diversas identidades: que todos sean interculturales y cada vez haya más pluriculturales. 4. Que de manera creciente todos los ciudadanos desarrollen la capacidad de comunicarse en su propio idioma y en la otra lengua o lenguas de su contorno: Que cada vez haya más bilingües -¿plurilingües?- y en ambos sentidos. Para una estrategia Dos condiciones son indispensables: Información confiable de situaciones socioculturales y sociolingüísticas. (Cada una exigirá enfoques diversos. Importancia de buenos censos y preguntas pertinentes: ¿qué lenguas sabe? ¿cuál fue la 1ª? ¿a qué grupo cultural pertenece?) Organizaciones de base sólidas y participativas (Sin ellas, todo se reduce a discurso vacío o a una forma refinada de mantener situaciones "diglósicas") Tres prioridades [al menos en el contexto boliviano] La interculturalidad debería tener en cuenta por lo menos tres prioridades: 1ª. Medios de Comunicación Social: Radio: más fácil y más asequible a todos. TV: un medio más reacio pero de gran impacto si realmente llega a la gente. Paisaje lingüístico. Que la realidad prurilingüe pueda verse al pasear por la calle, al viajar por el país. 2ª. Legislación y su aplicación. 3ª. Educación. La raíz de la interculturalidad y del bilingüismo está ciertamente en áreas rurales de otra lengua y cultura. Pero el futuro se juega en las ciudades. Y lo primero, en grupos populares e inmigrantes, pero poco a poco hay que llegar también a todos. El ideal intercultural es desarrollar al máximo la capacidad de la gente y sus instituciones para que las personas y grupos se relacionen entre sí de manera positiva y creativa. Son pocos los que plantean un acercamiento de igual a igual a los "otros de abajo" para comprender su cultura, compartir y aprender. Todo ciudadano tiene el derecho a utilizar su propia cultura [lengua...] y a identificarse de acuerdo a ella en los diversos ámbitos tanto privados como públicos, sin que ello sea motivo de ninguna forma de discriminación social.

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