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Prioridades para la reforma (I)
 

Mons. Ismael Rolón 


El desarrollo de las elecciones del 13 de agosto fue sereno, ordenado, dando a entender que el pueblo paraguayo "no es un pueblo cretino" sino noble, si está bien dirigido. Pero, días después, al conocerse el resultado provisorio, no faltaron unos pocos fanáticos del "color" que provocaron violencia... Pero ha llegado la hora de comenzar la gran obra de la reforma del Estado. Por supuesto: los males y las necesidades que padecen el pueblo no son todos iguales: hay prioridades. El sentir común de los hombres de buena voluntad sobre todo los jóvenes, es concurrir a cooperar, solidariamente, sin partidismos. Repasemos brevemente algunos males: 

1. La pobreza, que, en algunos lugares, en la campaña y en los suburbios, ya es miseria por la carencia del mínimo vital humano: vivienda, alimento, atención sanitaria. Llama poderosamente la lástima, la situación de los indígenas, tan humanos y paraguayos como nosotros. Los que un tiempo fueron amos de estas tierras, hoy no tienen un árbol para cobijarse ni un pedazo de tierra para descansar, perseguidos por las invasiones y por las deforestaciones irracionales… y toleradas. Hasta las supuestas autoridades nombradas para asistirlos, los han explotado… ¡Qué vergüenza! Duele mucho oír decir a los médicos que para los pobres ya no hay hospitales, ni camas ni remedios, mientras los partidos políticos derrochan en sus “carnavales”.

2. La desocupación, no precisamente por haraganería, sino porque no hay obras que absorban operarios. Demográficamente hemos crecido mucho. Pero hay una pregunta: ¿qué importancia y preocupación destina este desgobierno para resolver este grave problema que facilita la violencia y la corrupción? Han pasado por el país grandes empresarios e inversionistas interesados en instalarse en nuestra tierra, porque conocen sus valores ecológicos, geográficos. y humanos... Pero, mientras la deshonestidad, la inseguridad, la complicidad de las gentes no desaparecen... esperarán. ¿Hasta cuándo? Afirmarnos: hasta que apliquen las reformas del Estado. La reforma mejorará las estructuras (cargos, leyes, reglamentos ... ) y, sobre todo, seleccionará los funcionarios. "Los escombros" serán barridos. Hay jóvenes concienciados y responsables.

3. La impunidad: despreciada, maldecida en todos los rincones de la república, y causada por funcionarios sin honor ni dignidad. A través de los informativos nos enteramos y hemos visto que ciertos personajes, revestidos de "aipo fuero político" y cuyas aventuras son conocidas, o con mucho dinero en los bolsillos, andan libres, sonrientes y en amena conversación con sus “colegas”… Pero un caballo loco, rápidamente termina en la cárcel. Nos damos cuenta que hemos olvidado a Dios, Padre de todos los hombres, que respeta nuestra libertad, y espera que recurramos a El, misericordioso y bueno. “Eju, Ñandejara, eju”.
 
 
 
 
 

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