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“Sociedad Civil” Encuentro Latinoamericano

Encuentro del Apostolado Social de la Compañía de Jesús de América Latina y el Caribe

Un encuentro-seminario dedicado al tema “Sociedad Civil” fue desarrollado en Santo Domingo del 19 al 23 de Julio de 2000 con jesuitas, laicos y laicas representantes del sector social de casi todas las provincias y regiones de América Latina y el Caribe, desde México hasta el Tierra del Fuego; sólo faltaron representantes de Uruguay, Cuba y Haití. Recogemos aquí los aspectos más resaltantes.

Carlos Benítez sj.


Los aspectos comunes de la realidad Latinoamericana

El primer día estuvo dedicado al análisis de la realidad. Cada país nos presentó la coyuntura nacional con énfasis en el papel, desafíos y perspectivas de la Sociedad Civil y las organizaciones populares en el transcurso de este último año. A pesar de las grandes diferencias destacamos aspectos comunes, como el empobrecimiento progresivo de nuestros países, la corrupción generalizada de los gobernantes, las imposiciones de los organismos multilaterales y la falta de voluntad política para “luchar contra la pobreza”. También constatamos el papel protagónico que van tomando grupos de la Sociedad Civil para negociar con el Estado o para iniciar luchas por la dignidad de los excluidos: luchas por la tierra, por el agua, por la paz, contra la impunidad, por la participación ciudadana, por la transparencia en los procesos electorales, etc.
Percibimos  el surgimiento de asociaciones y sujetos sociales en todos los países de América Latina y el Caribe, que buscan incidir en las políticas públicas y han logrado protagonismo en el devenir socio - político de nuestros pueblos. 

Produndizando en el concepto de Sociedad Civil

Nos propusimos profundizar el concepto de “Sociedad Civil” y tomar conciencia cómo se hace realidad en nuestros países. El procedimiento utilizado para esta definición pretendía recoger las principales dimensiones de esta expresión a partir de las experiencias y reflexiones teóricas del sector social de la Compañía de Jesús en este momento del proceso histórico político de América Latina y el Caribe. Nos encontramos con la dificultad de definir un concepto tan complejo dado su carácter polisémico y porque esa realidad es influida por las coyunturas específicas de las sociedades en que vivimos y las características de los procesos sociales en que nos encontramos. De todas maneras hemos avanzado en una formulación de la sociedad civil alrededor de las dimensiones fundamentales surgidas de la reflexión en el encuentro.
La Sociedad Civil la concebimos así: 
a) Es un espacio plural: concibe la construcción de la sociedad como un movimiento de abajo hacia arriba. Todos los intereses legítimos tienen espacio y adquieren deberes y derechos. Admite la diversidad y el conflicto.
b) Está vinculada a la político, entendido como las relaciones a través de las cuales se toman las decisiones sobre los objetivos colectivos y las políticas públicas de acuerdo a una visión de la sociedad siendo la participación ciudadana su elemento definitorio y la transparencia la característica de sus acciones. 
c) Es democrática en su modo de tomar las decisiones. Utiliza el diálogo y la negociación para tomar decisiones públicas excluyendo el uso de la fuerza.
d) Necesita generar y consolidar una cultura política de participación ciudadana.
e) Con capacidad de contrarrestar tendencias excluyentes del mercado.

Nos hicimos conscientes de los peligros que nos trae la “idealización” de la Sociedad Civil como marco privilegiado para la participación y lucha ciudadanas. Constatamos cómo los organismos financieros multilaterales, los mismos que han impulsado el neoliberalismo y el debilitamiento del Estado, están interesados en el fortalecimiento de la Sociedad Civil como marco adecuado para la democratización y la negociación con el Estado en América Latina. Esta actitud nos hace descubrir la ambigüedad de las “bondades” de la Sociedad Civil y nos obliga a matizar mucho más una posible caracterización del concepto.

Su relación con el Estado y lucha contra la pobreza
Al abordar la problemática de la relación con el Estado nos encontramos con que las “políticas económicas” generales ya están decididas. Hay una tendencia a que los Estados sean cada día más débiles por su dinámica interna, moldeados según las directrices de los organismos financieros y sus políticas neoliberales. La llamada “Sociedad Civil” sólo participa, en el mejor de los casos, en la elaboración y/o negociación de políticas sociales o en reivindicaciones más corporativas. Nos encontramos con un mercado que lo domina todo y, lejos de que la “Sociedad Civil” someta al mercado, es éste el que domina todos los ámbitos de la ciudadanía.
En la lucha contra la pobreza constatamos la necesidad de desenmascarar las injustas relaciones del comercio internacional, el subsidio a la seguridad alimentaria en los países ricos (400 mil millones de dólares anualmente), la deuda externa (por cuyo servicio los países pobres pagan alrededor de 500 mil millones de dólares anualmente), etc. Se hace necesario que instituciones y organizaciones solidarias creen redes de información y comunicación que ayuden a movilizar a nuestros pueblos en contra de este sistema mundial basado en la renta del capital.
Al definir conceptos y compromisos para el Apostolado Social hemos enfatizado de nuevo que la “Sociedad Civil” no es un concepto unidireccional, sino que depende del proceso histórico de cada país y aunque tratamos de caracterizarla, al aplicarla no hay que olvidar “a las personas, tiempos y lugares” que hacen que el concepto gane en unos matices y pierda en otros.

Retos y Desafíos.
Nos hemos planteado los retos y desafíos inspirados en la opción que hizo la Compañía de Jesús por la Defensa de la Fe y la Promoción de la Justicia en esta coyuntura actual por la que pasan nuestros países.
– Estamos ante una crisis de paradigmas y una globalización que nos sigue cuestionando e invitando a buscar nuevos caminos en orden a la construcción de una sociedad más justa.
– Nuestro interés y presencia en la Sociedad Civil tiene su fundamento en dos aspectos:  • garantizar la participación de los excluidos, para lo cual consideramos necesario el énfasis en lo municipal y lo local. Lo que orienta nuestra acción con relación a la sociedad Civil es la opción que hizo Medellín por los pobres.
• Es necesario pensar y colaborar en la construcción de un proyecto de sociedad nueva con las gentes de buena voluntad. De hecho es una inquietud en muchos de nuestros países la pregunta de hacia dónde vamos y es también de señalar los esfuerzos aislados por diseñar un proyecto desde los pobres y excluidos de la sociedad. 
– Metodológicamente debemos retomar la actitud profética de la tradición de Medellín y Puebla, prestar atención a la novedad, fomentando lo que va germinando, profundizar en las nuevas culturas sin olvidar la cultura de los medios de comunicación social, retomar el diálogo intersectorial y la necesaria integración de laicos y laicas.
– Las tareas por realizar son abundantes: la educación y formación para la ciudadanía, en valores, en ética, en política; propuestas para la economía solidaria; creación de comunidades de solidaridad; estructurar redes de intercambio y comunicación; actuar como catalizadores de articulaciones que permitan enfrentar problemas como el de la Deuda Externa. 

Se hace necesario que instituciones y organizaciones solidarias creen redes de información y comunicación que ayuden a movilizar a nuestros pueblos en contra de este sistema mundial basado en la renta del capital.

La llamada “Sociedad Civil” sólo participa, en el mejor de los casos, en la elaboración y/o negociación de políticas sociales o en reivindicaciones más corporativas. Nos encontramos con un mercado que lo domina todo.

Nuestro interés y presencia en la Sociedad Civil tiene su fundamento en dos aspectos: en garantizar la participación de los excluidos, para lo cual consideramos necesario el énfasis en lo municipal y local; y en pensar y colaborar en la construcción de un proyecto de sociedad nueva con las gentes de buena voluntad.
 
 

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