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El error del PLRA

El grave error del PLRA es no haber planteado la necesidad de ganar los votos de las bases de Unace mediante una comprensión de los graves problemas sociales que constituye desde luego el marco general que acompañan a los movimientos mesiánicos. El PLRA no se ha propuesto asumir el liderazgo de un fuerte sector popular dentro de la sociedad paraguaya que reclama cambios y que requiere de un instrumento de liberación y que fácilmente es manipulado hasta la saciedad. ¿Pero puede alguien negarle a la gente tener esperanzas, aun cuando la esperanza se funde en la irracionalidad, a la que, en el caso del oviedismo su suma el cinismo de una manipulación perversa?
El PLRA prefirió recibir los votos del Unace, y en consecuencia está peligrosamente abriendo la posibilidad que una posible victoria sea simplemente considerada como una victoria del oviedismo. 

La complejidad de la posición oviedista

El problema interno del partido Colorado es sin embargo más complejo. Mas allá del esfuerzo del oficialismo partidario, el problema es que la victoria del argañismo inexorablemente desplaza al movimiento Unace hacia su debilitamiento, en tanto que la derrota del coloradismo demostraría su fuerza electoral, en la medida en que sin su apoyo el partido es incapaz
de obtener el triunfo.

La situación objetiva es la que se convierte en el problema fundamental de la unidad colorada, salvo que sean capaces de negociar cuotas de poder que permita a los oviedistas ganar un espacio dentro del partido, aspecto sumamente peligroso para los otros movimientos internos. Tal situación objetiva no ha sido utilizada por el PLRA, para ganar a las bases del oviedismo, por eso apeló a la organización del movimiento, que recibió así una oxigenación que esperamos sea solo pasajera.

La posición del Presidente Gonzalez

El Presidente Gonzalez Macchi se encuentra también una situación difícil. Un triunfo de la oposición implicaría un peligroso revés que podría llegar hasta el límite de una situación que podría afectar las bases de sustentación de su legitimidad de gestión. Está obligado a escuchar la voz del pueblo que sin duda le pide cambios sustantivos en la orientación de su acción política. Si llegara a triunfar el candidato del partido Colorado por una margen muy sustantivo (más de 7 %) se vería obligado a compartir el poder con la élite argañista del partido colorado, que en esta elección no sólo se juega por el cargo de Vicepresidente sino que también ese cargo se constituye en el trampolín clave hacia el futuro político del movimiento.

Por consiguiente parecería que el mejor escenario para el Presidente de la República exige dos condiciones: 1ª. El triunfo del partido Colorado y 2ª. Un triunfo por un escaso margen, de manera que el Presidente no se vea presionado por un sector que pueda exigir posiciones en el poder fundado en el apoyo popular.

La elección para la vicepresidencia, por consiguiente, se presenta como una situación mucho más compleja que simple elección de un cargo, porque representa a su vez un plebiscito sobre la presidencia y posiciona a los movimientos internos y a los partidos de una manera directa en referencia a las elecciones municipales del 2.001 y a la presidenciales del 2.003.

La ausencia de políticas públicas, un déficit fiscal cada vez más acuciante y
la carencia de un liderazgo capaz de enfrentar los obstáculos con lucidez,
unido a casos de corrupción visibles ... Aun cuando la legitimidad de origen
tenga un fundamento jurídico válido, la gestión del Presidente hace que
tenga un débil consenso.

Los viejos jerarcas vinculados al stronismo se abrazan y acompañan los
vítores hacia los partidarios del movimiento Unace, en una muestra clara de
un pragmatismo que todo lo mezcla y todo lo confunde.

El grave error del PLRA es no haber planteado la necesidad de ganar los
votos de las bases de Unace mediante una comprensión de los graves
problemas sociales. 
 
 
 

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