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...El Futuro del Paraguay: 
Desafíos Económicos en los Albores
del Tercer Milenio

En Paraguay es común referirnos al Estado como el causante de todos los males. Sin embargo, el Paraguay como país, y aquí nos referimos a toda su población y sus instituciones, no ha hecho bien sus deberes en lo que a economía se refiere. En este artículo queremos presentar, después de una breve visión del panorama económico a nivel nacional e internacional, algunas de las salidas tentativas a esta problemática. La pregunta que intentaremos responder en este trabajo es cuáles son las calificaciones que necesitan los paraguayos en los próximos años y cómo se puede contribuir a su desarrollo.

 Manuel Ferreira Brusqueti

Espacio Internacional

La movilización diaria de fondos a nivel mundial pasó de 80.000 millones de dólares en 1980 a 2,16 billones de dólares en 1995 (Bhadhuri, 1995), y de mantenerse esta tasa de crecimiento, alcanzará a 3,16 billones en el año 2000. De este movimiento de flujos, un 98% lo constituyen flujos financieros, dejando solamente un pequeño saldo de 2% al movimiento de bienes y servicios. Una característica fundamental de estos flujos financieros es que la mayoría son de cortísimo plazo. De este mismo monto, un 1,4% corresponde a la inversión extranjera directa. Gran parte de esta inversión extranjera directa (un 87%) se destina a la inversión en el primer mundo, mientras que el saldo es invertido en un puñado de países.

Las estadísticas arriba presentadas implican un crecimiento consistente de los flujos financieros en las últimas dos décadas, y por lo tanto, una concentración de la economía mundial en el sector financiero y su movimiento. Tal concentración se traduce, por un lado, en la alta volatilidad de los sistemas económicos a nivel mundial debido a la escasa longitud de los plazos en que se manejan tales capitales, “lubricados” por las facilidades existentes en el mercado actualmente a raíz de los grandes avances en el sector de comunicaciones y muy especialmente a Internet, y por el otro, en una reducción del rol del Estado-Nación dentro de la economía. Este rol se ve reducido a raíz de que las diferentes jurisdicciones políticas y legales generan costos de transacción, que segmentan los mercados en la misma forma en que lo hacen los costos de transporte o las tarifas al movimiento de bienes, servicios o capital financiero.

Espacio Nacional y Regional

El advenimiento de la democracia al Paraguay ha generado cambios importantes en sus condiciones económicas. El proceso democrático está regido fundamentalmente por la apertura y los procesos de liberalización del mercado cambiario y financiero a nivel interno, por una progresiva desregulación e integración de los mercados de bienes y servicios y por la inexistencia hasta la actualidad de mercados financieros secundarios.

La consecuencia tal vez más importante de estos cambios, por lo tanto, es la transformación que se produce en cuanto a cual es la principal institución asignadora de recursos. En la etapa anterior a la democracia, el Estado se constituye en el principal canalizador de fondos, lo cual se denota en la participación del sector Gobierno en el PIB históricamente de un 5% en los años 80 y 90. Una tendencia similar se denota en términos de inversión.

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La democracia trae consigo al mercado que se convierte en el nuevo sistema de asignación de recursos. Esta nueva institución produce efectos importantes en la forma de cerrar transacciones que existe en el país. El sistema anterior favorecía exclusivamente el capital social  lo cual condicionaba la existencia o no de las empresas que competían dentro del sistema. Por esta razón, el medio ambiente económico exigía que los empresarios se encontraran conectados a las instancias de poder lo cual les permitía tener acceso a relaciones de padrinazgo con las que podían obtener contratos a través de licitaciones arregladas para inversiones gubernamentales, cuotas en productos de importación, tarifas o inclusive bloqueos para los productos de la competencia, que las autoridades encargadas del control de actividades ilegales (contrabando, falsificación, narcotráfico, etc.) hacían la “vista gorda” en el momento del control de sus mercaderías y otras cosas por el estilo.

La venida de la democracia favorece la atomización del poder dentro de este modelo corrupto. Ya los padrinos no están “categorizados” como en el stronismo, sino que se introduce un conflictivo sistema de competencia al interior del sistema que se traduce en el reparto del botín del Estado. Esta situación abre dos canales de reproducción: por un lado, el incremento del prebendarismo y, por el otro, la mayor rapacidad de los funcionarios en el poder. Si a esta situación le agregamos la ineficiencia del Estado podemos tener una idea bastante clara de la evolución de la situación del Estado en nuestro país.

El algodón, que daba de comer a gran parte del campesinado paraguayo, ha sufrido una caída dramática. Unas 150.000 has de cosecha esperada frente a las más de 550.000 has a principios de los noventa.

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A esta situación se le suma una desaparición de los principales negocios que los paraguayos habíamos podido construir bajo el sistema estatal de asignación de recursos. Estos negocios, en términos de empleo, generación de divisas y producción eran en 1985 fundamentalmente cuatro, a saber, los negocios con el Estado, la ilegalidad, el algodón y la soja.

Los negocios con el Estado se fueron acabando progresivamente hasta que esta institución últimamente dedica casi la totalidad de su gasto  (un 92%) a gastos obligados, vale decir, aquel gasto en el cual el Estado tiene compromisos contraídos con anterioridad como ser salarios, deudas a pagar, etc. 

La ilegalidad puede ser dividida en dos áreas: el contrabando y la falsificación, y el narcotráfico. El contrabando y la falsificación, entre los cuales incluimos al comercio de triangulación generaron altas tasas de empleo y de ingreso de divisas para el país. En el periodo 82-92 Ciudad del Este, la Meca del comercio ilegal, crece en su población a un ritmo de 10,73% lo cual denota la atracción de este polo como espacio de empleo para el paraguayo. Por acción de nuestros vecinos, para quienes esta ciudad constituye un drenaje de sus economías, este comercio de frontera ilegal ha sido golpeado duramente y hoy la actividad económica de la zona del Alto Paraná se encuentra en estado crítico.

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El algodón, por su parte, que daba de comer a gran parte del campesinado paraguayo, ha sufrido una caída dramática que se manifiesta en una cosecha esperada en este año de unas 150.000 has. cuando se habían superado las 550.000 has. a principios de los noventa. Además, las redes del algodón han sido totalmente desarticuladas sin ser sustituidas por sistemas diferentes ni productos alternativos.

Es preciso generar un cambio de visión fundamental en el agente económico nacional y readaptarlo para afrontar con nuevas calificaciones el nuevo mundo que se nos presenta.

En este marco es solamente la soja la que ha podido subsistir el embate del cambio estructural que se está produciendo en el país. Esta producción a pesar de las oscilaciones de los precios del mercado internacional y de los fenómenos climáticos se ha mantenido en números significativos y hoy es el principal generador de divisas para el país.

Prueba de esta transición es el número de quiebras y convocatorias y de cuentas canceladas que existen en el sistema que alcanzan en ambos casos a números cercanos al 10% del total existente y que han desaparecido del mercado. En una economía sin crisis estas empresas hubiesen sido sustituidas por nuevas empresas, lo cual no ocurre en el Paraguay, y se traduce en incrementales tasas de desempleo que hace que hoy 7 de cada 20 paraguayos se encuentren sin empleo o con un empleo de subsistencia.

Propuestas, Políticas, Escenarios

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El Paraguay ha sufrido un cambio estructural fundamental que significó su migración del Estado como principal institución asignadora al mercado. Hemos entrado a este nuevo mundo con las calificaciones equivocadas. Donde se necesita ser eficiente, somos prebendarios, donde se debemos ser honestos, somos corruptos, donde debemos hacer cálculos y proyecciones, somos improvisados, donde hay que mirar a largo plazo somos cortoplacistas, donde hay que invertir desinvertimos, donde hay que ser trabajadores somos holgazanes, donde necesitamos estar unidos nos peleamos, donde debemos volvernos vendedores somos compradores. 

Es preciso generar un cambio de visión fundamental en el agente económico nacional y readaptarlo para afrontar con nuevas calificaciones el nuevo mundo que se nos presenta y que nos impone restricciones que no podemos cambiar. Para ello, es necesario invertir en educación y salud, en generar el capital humano que nos va a permitir lograr niveles productivos que nos exigen las circunstancias. Debemos volvernos patriotas en construir y no sólo a la hora de luchar, como hemos demostrado que somos sobradamente en nuestra historia. Debemos volvernos ambiciosos en el buen sentido de la palabra. Debemos empezar a considerar al Paraguay como la comunidad imaginaria que es y donde el valor de un paraguayo al que no conozco y ni siquiera ví es tan alto como el de mi pariente. Es fundamental también tener una clase política que pueda acompañar los procesos generados por este nuevo hombre paraguayo.
Con este hombre nuevo, podemos encarar modelos de gestión exitosos, tanto empresariales como estatales o colectivos, como los comités de agricultores o las cooperativas, y que éstos puedan tener efectos transversales y abarcantes importantes en términos de impulsarnos fuera de la pobreza y el atraso. Hasta tanto solo podemos tener paciencia.

Putnam, Robert, (1993). Making Democracy Work: Civic Traditions in Modern Italy, Princeton University Press, Princeton, Nueva Jersey, EE.UU.

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