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...Poder Decirse

La educación guaraní es, a la manera de un acto divino, hacer que se pueda abrir en flor la propia palabra. ¿Qué ha guaradado la educación paraguaya moderna de esta virtud? ¿Nos ha secuestrado la modernidad la capacidad de poder educarnos y decirnos como paraguayos?

Benno Glauser.
. DECIRSE
Como un abrirse-en-flor es traducida la imagen guaraní de la vida, vida mía y vida de todos nosotros . Es un abrirse en círculos concéntricos cada vez más grandes. La flor, a medida que se abre, va siendo flor —¡lo que siempre fue!—  sólo que ahora, al abrirse, se devela. Como todo ser, va diciendo la palabra única, especial que es, y la integra al discurso de todos y de todo el universo. 
.IDENTIDAD
Eso es filosofía guaraní. En el lenguaje occidental de la filosofía, en el contexto del mismo tema se recurre al concepto abstracto de identidad. Por ejemplo: tengo una identidad, aunque la conozca sólo en parte. Vivir consiste en conocerme, volverme consciente, ir integrando  a mi conciencia lo que no está aun en ella; así voy tomando conciencia sobre partes hasta ahora inconscientes, de mí mismo o del mundo . 
Lo mismo que vale para mí como individuo, vale para mi colectividad o mi pueblo: nos vamos conociendo, vamos tomando conciencia de partes de nosotros desconocidas, desatendidas u olvidadas, vamos siendo más conscientes de ellas y nos vamos viviendo más; a medida que esto ocurre, los demás también nos ven de manera cada vez más completa y con mayor nitidez. De esta manera, la identidad, lo que somos y lo que podemos ser, crece y se va modificando.
 EDUCACION
Educación guaraní era y es crear las condiciones como para que las personas, sin limite de edad, puedan ir descubriendo y diciendo la palabra que son . En ciertas edades —la adolescencia especialmente— hay un corto acompañamiento para ello, por parte de un educador.
La educación guaraní es un proceso que se desenvuelve con gran libertad. Es la libertad necesaria del individuo y de la colectividad en su búsqueda de autoexpresión. Ninguna autoridad educativa se arroga más que un papel de mediador entre la tradición del grupo, el ser y su conciencia; es más que nada un facilitador de condiciones favorables para la autoeducación. Hay una intencionalidad, pero sólo es la de permitir y facilitar la vida y el crecimiento hacia un ser “como debe ser” en mi comunidad.
NUESTRA ERA
El espíritu de la educación guaraní —esencialmente autoeducación— sobrevive en el aquí y ahora: niños y jóvenes se rebuscan en la vivencia cotidiana, fuera de los espacios formales educativos, e integran con rapidez y agilidad destrezas y capacidades que les parecen deseables y atrayentes. Con la diferencia de que en la comunidad amplia en cuyo seno hoy se autoeducan, la vida cotidiana ya no es expresión de una tradición estable y sostenida; de manera que, lo que antes era el parámetro para el crecimiento autoeducativo, ahora es una mezcla inestable, altamente compleja de influencias múltiples entreveradas.
En las aulas, que son hoy los espacios formales de la educación, se cumple un ritual obligatorio para todos, cuyo cumplimiento abre acceso a la vida de los grandes. Es un ritual que tiene una concepción mecanicista del hombre y de los niños y niñas: les falta conocimiento, y alguien que tiene ese conocimiento, les "carga" como si fuesen recipientes vacíos. En ese menester, conocimiento no es conciencia: conozco sin saber, y sobre todo, sin sentir lo que voy conociendo, y sin hacerlo mío. Las actitudes manifiestas en ese ritual educativo expresan la idea de un adiestramiento para poder sobrevivir y cumplir funciones en un proyecto que es más ajeno que propio.
Es el proyecto de modernización, u "occidentalización", cuyo mensaje básico dice que los paraguayos, lejos de ser aquella palabra cuyo pronunciarse y engendrarse hay que favorecer, son al contrario una materia prima que necesita ser dotada, desde afuera, de nuevos contenidos. Los contenidos pertenecen esencialmente a otra cultura, la de la sociedad mundial moderna envolvente, y responden a su tipo de racionalidad y lógica mental. Los contenidos escolares están imbuidos del espíritu de esa nueva cultura mundial, y la misma reforma educativa está animada por el propósito de garantizar la conexión entre los paraguayos del futuro y la población mundial "desarrollada".
El modelo de sociedad que guía esta educación es el de una sociedad diferente, semejante a las de la Europa o de la Norteamérica actual. Se desconoce la existencia de un modelo propio, paraguayo, como si no existiese.  La escuela pretende formar otros paraguayos, diferentes. Es una educación que aplica el cambio y la transformación dirigida de la identidad propia, comparable en su omnipotencia ingenua, a una manipulación genética.
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