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LA INICIACIÓN

La Iniciación en los Misterios supone una completa transmutación que habrá de operarse gradualmente en el adepto, a diversos niveles, durante el camino hacia el conocimiento de sí mismo; es una vía escalonada en la cual se irán conociendo, poco a poco, los distintos estados del ser.
El término "iniciación", derivado del latín initium, significa "comienzo" y también "entrada".
Por un lado supone el inicio de un proceso de conocimiento de la realidad metafísica, y por otro el ingreso en un camino verdaderamente espiritual que habrá de conducir a una real "deificación" de aquél que pueda emprenderlo y continuar hasta el fin.
El iniciado deberá morir al mundo profano e ilusorio y perder la falsa identidad con sus aspectos puramente individuales, pasajeros y mortales, y simultáneamente resucitará a un mundo sagrado y verdadero que le identificará más bien con lo real e inmutable, con aquella esencia pura e inmortal que constituye su verdadero Ser.
Este recorrido supone un viaje interior, e irá acompañado del conocimiento de otros mundos que están aquí y ahora, pero que la mente ordinaria ni siquiera puede imaginar.
Para que la Iniciación ocurra será necesario que el adepto permita que los símbolos y ritos sagrados que proporciona la doctrina de la Tradición Unánime penetren en su interior y operen esa transformación integral que habrá de producirse cuando estos instrumentos despertadores de la conciencia ordenen la inteligencia y toquen las fibras más sutiles e imperceptibles que conectan con las verdades eternas.
Ella comporta un despliegue de potencialidades ocultas y misteriosas que yacen en nuestra propia interioridad y un desarrollo de las posibilidades verdaderamente espirituales que en el estado ordinario se encuentran adormecidas.
El estudio de los códigos simbólicos tradicionales -como los que proporciona nuestro programa-, así como la meditación y la concentración -y la práctica de los rituales iniciáticos-, serán vehículos adecuados para que esta transmutación y despertar de la conciencia se produzcan y se sustituyan progresivamente los apegos y las falsas identificaciones por aquello que se denomina la Suprema Identidad.
Este proceso, simbolizado claramente por la transmutación de los metales que propone la Alquimia, así como por las diversas etapas contempladas en el simbolismo constructivo, supone dos fases: la primera de ellas es llamada iniciación virtual y va desde el comienzo de la Obra hasta la consecución del estado de "hombre verdadero", pasando por diversos grados que supondrán la superación de pruebas que habrán de determinar si el candidato está cualificado; la segunda -llamada Iniciación real o efectiva- supone el conocimiento y la experimentación de estados suprahumanos y el alcanzar el estado de "hombre trascendente".
El candidato a la Iniciación es como una semilla que conteniendo todas las posibilidades de desarrollo y procreación no podrá plasmarlas hasta tanto penetre el interior de la tierra -la caverna iniciática-, descendiendo a los infiernos, y muera, para nacer de nuevo.
Es por eso que al recién iniciado se le llama "neófito", o nueva planta (neo = nueva; fito = planta), pues ya ha vencido la primera muerte y está listo para emprender su desarrollo vertical y ascendente.
Esta muerte comporta una completa disolución de los estados anteriores que habrá de repetirse cíclica y gradualmente -a diversos niveles cada vez más sutiles y elevados- durante el transcurso del proceso iniciático, hasta que renazca el hombre nuevo, el hombre verdadero, totalmente regenerado, que habrá desplegado ya el abanico de sus posibilidades humanas y estará listo para trascender a los estados supraindividuales y a recobrar su verdadero Ser.
Habrá así retornado al estado virginal de los orígenes, a la patria celeste.
No queremos terminar sin decir algo muy importante a tener en cuenta en el proceso iniciático o de conocimiento: el de no confundir el plano psicológico con el espiritual, error que es muy frecuente hoy en día.
Esto se debe a que lo espiritual ha sido negado, al hacerse una diferencia tajante entre alma y cuerpo, otorgándosele entonces a todo lo que no es material, o corporal, una categoría espiritual, o pseudo espiritual.


Director
Luis Martin Cuenca Legal
Redacción
Raul Inchausti V. y todos los HH. que integran la Augusta y Respetable Logia Federico el Grande N°3
Colaboradores
Agustin Perez Pardella
Arnaldo Frutos
Angel Sonne Acht
Angel Perez Pardella Luchessi
Diseño Tapa
Eduardo Daniel Perez
Carlos Francisco Crichigno Peralta
Carlos Jose Palacios
Composición, Diagramación, Armado y Corrección
Feliciano Delgado

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