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.. EDITORIAL.
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..Mujeres en el Paraguay
dichos y hechos

El adorno y el halago de las palabras son las más de las veces trucos y mañas para esconder y disfrazar la realidad. 
 Aun cubiertas de buenas y hermosas palabras han sido la mujeres del Paraguay las portadoras de terribles realidades, que ni siquiera eran ellas libres de manifestar. De las mujeres del Paraguay se han dicho cosas que rayan con la más burda mentira y la más grosera falsificación. Las mujeres del Paraguay, ¡esas desconocidas! Y encubiertas por los mismos que con mayor o menor buena voluntad decían que cantaban sus hazañas y sus glorias. ¿Qué glorias? ¿Qué hazañas? Ha pesado sobre las mujeres, más que sobre los hombres de este país, una dictadura de opinión y de palabras que han arrinconado a las mujeres al lugar del silencio y del temor. 
Y no es que esas mujeres no hayan hablado y no hayan actuado de manera clara y decidida, pero su palabra y su acción han sido frecuentemente tergiversadas o reducidas a los moldes de un simple deber cumplido. La heroicidad y el simple trabajo es visto como algo debido del que no vale la pena admirarse por que es natural, como se quiere natural el sufrimiento de la madre y la resignación de la esposa. Ahí es donde no coinciden necesariamente las ideas de hombres y mujeres sobre mujeres y hombres. 
Del dicho al hecho va mucho trecho. Las ideas sobre las mujeres del Paraguay no corresponden a los hechos. Esto es lo que intentan decir las diferentes voces que componen este número de ACCIÓN. Las marcas culturales conforme a las cuales se ha pretendido históricamente que las mujeres paraguayas vivan su realidad, deben ser revisadas críticamente. Hay marcas que duelen como un hierro candente. 
Y si la historia está tan tendenciosamente ideologizada, lo están también, por ejemplo, los datos referentes a la mujer rural de hoy, incluso en nuestros tiempos cuando los medios y recursos para detectar esa realidad ya deberían ser más objetivos y precisos. 
Así es como las falsas ideas un día se convierten en duros hechos de una brutalidad y de una irracionalidad insoportables. La violencia contra las mujeres en el Paraguay es —aun en el solo plano estadístico, que no es el más significativo ya que no refleja los sufrimientos morales y psicológicos que dicha violencia conlleva— alarmante. ¿A dónde ha ido a parar aquel florido ideal con que el arte de la poesía y de la canción vestía tradicionalmente a las mujeres? 
Pero las mujeres del Paraguay, prescindiendo de modismos y de reclamos igualitarios —estaríamos de nuevo en lo mismo— están reivindicando perspectivas de género que no son una absurda guerra de sexos, sino todo lo contrario: la construcción de una libertad de todos, hombres y mujeres, en el diálogo profundo y sin segundas intenciones. Como dice una de las autoras: La equidad de géneros no es un movimiento unilateral en el que las mujeres luchan por conseguir territorios, sino en el que hombres el que hombres y mujeres, se cuestionan y se dirigen hacia una misma sociedad igualitaria. 
La libertad nunca les llegará plenamente a los hombres si las mujeres no son libres. Y si los hombres han tenido tanta dificultad en crear condiciones de libertad, aun para sí mismos, las mujeres están en mejores condiciones de llevarse a los hombres por los nuevos caminos de la equidad y de la libertad.
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