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... La economía Paraguaya¿de transición en transición?

En vez de una transición para salir de del viejo modelo económico asociado a la dictadura la economía paraguaya de los últimos años transita por los derroteros de una economía informal que apenas asegura la sobrevivencia de una población marginada y escasamente productiva.
(Dionisio Borda)

¿De transición en transición? Lamentablemente aun no, y el enrarecido ambiente político actual, podría, inclusive, prolongarse todavía más. Naturalmente la transformación de un modelo a otro, toma tiempo y esfuerzo en cualquier parte del mundo; pero, ¿por qué tanta demora en el Paraguay en dar pasos mas firmes hacia el cambio?
La situación económica y social ha empeorado durante la transición iniciada en 1989. Las evidencias estadísticas son muchas para cansarle al lector con números. Basta observar el comportamiento de algunos indicadores claves, que los medios de prensa publican, como el estancamiento económico, el desempleo, la corrupción y la impunidad, y, últimamente, la inestabilidad macroeconómica y la incertidumbre, que denotan un deterioro continuo de estos 10 años de democracia en el país.

.ECONOMIA DE LA DICTADURA
Hasta ahora la economía paraguaya ha estado sustentada sobre los mismos cimientos que permitieron el desarrollo y auge de la dictadura y que se basaba en el estado prebendario, la economía informal y el escaso desarrollo de las fuerzas productivas. Administrar el Estado, en aquel entonces, resultaba, relativamente fácil, por las condiciones internas y externas imperantes. Por un lado, el gobierno disponía de suficientes recursos financieros y naturales para distribuir, sea los provenientes de Itaipú/Yacyretá, préstamos o donaciones internacionales, como también tierras y bosques fiscales (o sin mayor uso económico) abundantes. Por otro lado, la comunidad y la economía internacional estaban embarcadas en otras agendas; no existían ni el Mercosur, ni la globalización, ni la lucha contra el comercio ilegal en todas sus varias formas. En la transición —en los años noventa—, la economía de abundancia y del aislamiento ha perdido terreno casi totalmente pero el estilo de gestión y control de la administración pública, sin embargo, siguen prácticamente intactos; y para peor, los partidos no estructuran su disputa y competencia sobre la reforma del estado.

.LA INFORMALIDAD
La economía informal, entre tanto, se ha convertido en el rasgo fundamental del país. Esa forma de producir y distribuir bienes y servicios toma fuerza a partir de la década de los ochenta. El fin de la economía —conclusión de las obras de Itaipú y agotamiento de las fronteras agrícolas— marca el comienzo de la expansión acelerada de la informalidad en el Paraguay. Varias son las aristas y consecuencias del desarrollo de la economía subterránea.
Por una parte crece la actividad del comercio ilegal y la especulación financiera. Tanto la venta de “bienes de turismo”, que incluyen drogas y falsificaciones de toda laya, como los grandes negociados financieros con dinero de los depósitos públicos, fondos de previsión y ahorros forzosos de los trabajadores, integran la “caja grande” del grupo de élite que son principalmente algunos administradores del estado y sus cómplices. Durante la transición, estas actividades siguen igual. 
Por otra parte, crece el empleo informal de la población económicamente activa, en alguna medida atada al comercio ilegal, pero fundamentalmente ligada a la expansión de las fronteras de la marginalidad urbana, donde los pobres libran la gran batalla de la supervivencia. Un elemento común cruza, no obstante, estos dos subconjuntos de informales (ricos y pobres): la falta de respeto a las leyes y a las instituciones, aunque con diferentes propósitos, unos pocos para acumular fortunas, y otros muchos para tan solo sobrevivir. Esta informalidad económica, obviamente, tiene fuertes implicancias para la política, restando calidad y contenido a la democracia, tan joven y tan privada de referencias inmediatas.

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